Qué Vida tan Espléndida

Por el Venerable Guo Ru

Este artículo está tomado del libro “Llamando Suavemente a la Puerta del Chan”, publicado por Chan Grove, el Venerable Guo Ru del monasterio en Taiwán. Esta charla fue ofrecida en el último día del retiro que tuvo lugar en el Dharma Drum Mountain del centro afiliado en Taoyuan, Taiwan, en mayo del 2011. El libro fue traducido por I Jung Fan. Lisa Shen, Echo Bonner, Ernest Heau y Harry Miller prepararon el manuscrito en inglés para su publicación.

Todo en el mundo se manifiesta como formación, continuación, declive, desintegración, impermanencia, aparición y destrucción. Como budistas debemos ver en todos los fenómenos impermanentes la cara original de ni-aparición, ni-desaparición. Esto no quiere decir que neguemos las causas y condiciones de estos fenómenos fluctuantes, sino que tenemos que ver la última realidad de la permanencia en todo lo que parece ir y venir y apreciar las causas y condiciones de cada uno de los fenómenos. Así pues, me gustaría repetir alguna advertencia aquí. En primer lugar, no os quedéis atrapados en las palabras. Recuerdo constantemente a las personas sencillamente practicar diligentemente. Una vez había un practicante en un retiro al que se le asignó el cuidado de unos bonsai. Se sentó ahí atentamente tallando poco a poco el pequeño árbol. Pasaron tres días y ni siquiera había terminado de tallar un solo bonsai. Le dije que lo que estaba haciendo no era la práctica, sino que estaba siendo atrapado por las palabras; él estaba intentando eliminar todas las distracciones del momento presente y focalizando en lo que estaba ocurriendo sin ideas engañosas ni discriminación. De hecho, aunque estaba embarcado en la práctica, esto era solo una medida preliminar. Mientras nuestras mentes están muy distraídas, necesitamos esta medida para concentrarnos. No obstante, al tratar con asuntos cotidianos, si actuamos a paso de tortuga, como este practicante y dejamos de tomar en cuenta todos y cada uno de los elementos en consideración con profundidad, ¿cómo podemos vivir en este mundo?. Si todos los budistas actuaran de este modo, nadie querría aprender las enseñanzas de Buda.

La verdadera concentración hace referencia a saber claramente lo que está ocurriendo sin especular sobre el futuro con discriminación personal ni apego al pasado. Si nuestro trabajo es cortar la hierba, sencillamente hagámoslo; si es cortar ramitas, sencillamente hagámoslo; sea cual sea nuestro trabajo, hagámoslo con sabiduría. No confundamos esto con la discriminación. No nos volvamos locos después de estudiar el Dharma. En vez de eso, debemos volvernos más sabios, hacer buen uso de lo que hemos aprendido o experimentado y hacer nuestro deber atentamente tan bien como sea posible.

A medida que nos enfrentamos a situaciones en la vida cotidiana, a parte de mantener una mente tranquila, necesitamos sabiduría con la que ver claramente. Haremos bien en no ser controlados por las emociones o la conciencia en una mente fluctuante, sino que intentemos ver las cosas con una mente sencilla y unificada. Estáis en la buena senda si, en el proceso, no quedáis atrapados en puntos de vista personales, discriminación, o estados de ánimo, sino simplemente saber que hacer e intentar de hacerlo lo mejor posible. En cuanto al resultado, no importa si alcanza vuestras expectativas. De esta manera, realmente viviréis en el momento presente.

Dadas las causas y condiciones en un cierto tiempo y espacio, habéis intentado valorar y hacer lo mejor posible, así que no debéis preocuparos sobre el resultado, o luchar por algo mejor. No hay necesidad de compararse con otros o consigo mismo. Una vez atrapado en la comparación, nuestra mente se ve enredada en discriminaciones, apegos y argumentaciones. Bajo estas circunstancias, ¿cómo podemos concentrarnos en el trabajo o la práctica presente?. A demás, después precisará más esfuerzo tratar con la situación que no hemos atendido apropiadamente, en primer lugar.

Cuando nuestra mente se tranquiliza, vemos que las llamadas diferencias y conflictos derivan de nuestra discriminación y el fracaso de actuar con sabiduría. Por ejemplo, estoy observando el bonsai en la estantería; veo plantas, piedras y trozos de madera, que están arreglados artísticamente. Pero, sin sabiduría podemos no ver más que algunas piedras grises y árboles decrépitos. Nuestra conciencia es fácilmente atrapada en la discriminación y la argumentación. El problema es que siempre existen fenómenos discriminados que anhelamos. Esto es por lo que sufrimos tanto. Si podemos abandonar las formas discriminadas y verlas como un todo, lo que hay presente delante nuestro es armonioso y bello. Al mismo tiempo vemos diferentes formas en el conjunto y apreciamos el arreglo artístico de estas formas. Visto de esta forma, podemos encontrar el bonsái lleno de vida. Este es un mundo perfecto, un universo perfecto.

No solo experimentamos sufrimiento, vacuidad e impermanencia, sino que también encontramos la eternidad de la vida, la felicidad, el yo y la pureza. Necesitamos sabiduría para hacer esto. Sea lo que sea lo que veamos o encontremos, debemos en primer lugar ir más allá de las diferencias y las dualidades entre los fenómenos y descubrir la igualdad, la armonía y la unidad en la vida. Y entonces en la armonía y en la unidad veremos hábilmente las diferencias con las cuales enriquecemos y armonizamos nuestras vidas. 

La vida está llena de cambios diversos. Esta es su cara verdadera. Así pues, aparición y desaparición son también formas perfectas en el mundo. Las imperfecciones son parte de la vida perfecta. En otras palabras, sin ellas la vida no sería perfecta. ¿Lo entendéis? Pero, cómo hacer la vida perfecta con todas sus imperfecciones depende de la habilidad y la claridad de la mente que procede de ver con sabiduría. Tomemos por ejemplo el arte japonés de los jardines Zen: No hay ni árboles ni césped en el jardín, solo arena que es rastrillada cada día por monjes para crear un efecto visual de ondulaciones. Sentados en el suelo y apreciando este paisaje sencillo sin pensamientos que aparezcan, no nos sentiremos aburridos, sino que encontraremos la diversidad y la belleza de la vida. Cuando más sutil y más concentrada está la mente, menos pensamientos engañoso y  discriminatorios habrán. Y las sensibilidades escéticas impregnarán la mente. Incluso una hoja muerta será vista como la manifestación de una vida espléndida y perfecta; escuchando atentamente escucharemos su susurro, su experiencia de toda la belleza en la vida sin lamentaciones. La vida verdadera es libre y fácil como esto. Si podemos sobrepasar nuestro propios límites físicos y mentales para experimentar todo al nuestro alrededor, el universo, o incluso el dharmadhatu, veremos porqué el Buda dijo que la vida es infinita. Entonces ¿por qué tenemos que estrechar nuestro foco y argumentar sobre bagatelas? Aunque no hayamos penetrado completamente en la realidad, mientras veamos el mundo con una sabiduría no egoísta, abandonemos los puntos de vista personales para eliminar la discriminación, entonces veremos el todo perfecto, armonioso y unificado, descubriremos cuán rica y espléndida es la vida!

Foto por Jerry Roach


Artículo original: “TWhat a Splendid Life”, publicado en la revista Chan Magazine en otoño de 2014: https://chancenter.org/cmc/wp-content/uploads/2014/07/ChanM-Autumn-2014-web.pdf