Egoísmo y No-Egoismo

Por el Maestro Chan Sheng Yen

Este artículo es un extracto del libro del Maestro Sheng Yen The Gate of Chan (La Entrada del Chan), publicado en 1995 como “禪門” (Chan men). Es uno de los libros seleccionados que han sido traducidos al inglés para una posible publicación bajo los auspicios del centro cultural del Dharma Drum Mountain, Taiwán. Este artículo fue traducido y editado de forma bilingüe por Chiacheng Chang, con la edición inglesa por Ernest Heau. La charla fue ofrecida en el Chinese Television System, Taiwán, el 15 de agosto de 1992.

El progreso que uno hace desde la ausencia de egoísmo al “no-yo” refleja nuestra práctica en la vida. Hay niveles de ausencia de egoísmo, pero literalmente debe sobre todo tratar sobre nuestros propios intereses, sin preocuparnos sobre las ganancias o pérdidas de los demás. En otras palabras, una persona egoísta va detrás de sus propios deseos sin preocuparse cómo esto influye en los demás. El capítulo sobre “Justicia Final” (Chino Zhigong) del Garden of Stories (Chino Shuo Yuan) dice: “Ser parcial y egoísta nos hace incapaces de llegar a otras personas y relacionarnos con ellas.” Esto expresa ampliamente el significado del egoísmo. Así mismo, la “Story of Pan Yue” (Chino Pan yue zhuan), del Jin History dice, “La continuación de recelos y desgracias derivan del egoísmo y se desarrolla a través del deseo.” Esto dice que las personas egoístas a menudo persiguen sus deseos sin descanso, creando solamente más preocupaciones y desgracias. Los sutras budistas comparan tener deseos insaciables con intentar sofocar la sed bebiendo agua de mar, cuanto más se bebe más sed se tiene y cuanto más sed se tiene, más se desea beber. El resultado es sufrimiento.

El Egoísmo como Ayuda para Uno Mismo a través del Poder del Yo

Otro significado del egoísmo es mejorar nuestros propios beneficios no siendo influidos por el entorno. En este sentido, el egoísmo no es necesariamente una mala cosa. El capítulo  “Offering the Kingdom” (Chinese Rang wang) de Zhuangzi dice: “Uno no debe ganar destruyendo a otros, encumbrarse uno mismo a través del estatus inferior de otras personas, o aprovechar la ocasión para el propio beneficio.” Esto significa que uno no debe alcanzar el éxito destruyendo a otros; no elevarse a sí mismo humillando a otros, no hablar mal de otros y no sacar ventaja de una situación de buena suerte. En su sentido correcto, egoísmo significa beneficiarse uno mismo a través completamente de los propios esfuerzos. Además, el capítulo sobre  “Conduct of the Scholar” (Chino Ruxing) del Book of Rites (Chinese Liji) dice: “… vigoroso en las acciones, esperando ser escogido. Así es como uno debe establecerse y prepararse.” Si trabajando duro nos permite tener éxito a través de nuestros esfuerzos, no hay nada malo en ello. De aquí sabemos  que el egoísmo por el propio beneficio no es siempre una mala cosa. Si el egoísmo trata sobre buscar lo que merecemos a través de los propios esfuerzos, entonces debe ser aceptable.

Master Sheng Yen una la estación de televisión china, Taiwán, 15 de Agosto 1992

Podemos incluso interpretar el egoísmo como buscando suficientes bendiciones para uno mismo y ayudándose a sí mismo a través del propio poder. Interpretado de esta manera, está en un nivel más elevado y no necesariamente malo. Por ejemplo, Yan Zhu, un filósofo chino durante el periodo de los Estados Guerreros (480–221 a.c.) dijo una vez: “No arrancaría un solo pelo de mi cuerpo para beneficiar al mundo.” Tomado superficialmente, alguien así no podría sonar más egoísta; pero si lo pensamos más profundamente, su filosofía tiene sentido. Si cada uno buscara sus propios bendiciones y se preocupa de sí mismo de forma adecuada, ¿no estaría esto bien?. Una persona que alcanzara esto sería sin duda normal y sana. Pero existen aquellos que hablan de ayudar a los demás y a su país, de ser amables, correctos y morales, mientras conspiran para su propio beneficio codiciando riquezas y estatus. Podríamos usar el Budadharma para influirles y cambiarles.

Los budistas Mahayana a menudo critican a los sabios Hinayana como a los que «se perfeccionan a sí mismos». Esto implica que los seguidores del Hinayana están solamente interesados en liberarse a sí mismos y no aspiran a salvar y liberar a otros. No obstante, si un sabio Hinayana puede realmente conservar un cuerpo y una mente puros, ¿qué hay de malo en ello? Alguien cuyas acciones físicas, verbales y mentales son puras ha obtenido la liberación, así que como mínimo no será una influencia negativa en la sociedad. Es más, pueden influir a otros en un buen sentido. ¿No es esto incluso mejor? Los Analectos de Confucio dicen: “Las virtudes de los nobles son como el viento, mientras que las de la gente inferior son como la hierba, cuando el viento sopla, la hierba se dobla.” Así que, ¿qué hay de malo en este tipo de egoísmo?

El Egoísmo no es Necesariamente una Mala Cosa

Si podemos elevar el nivel de egoísmo interpretándolo como un “mayor yo”, entonces el egoismo toma un significado mejor. En el capítulo siete de El Clásico del Camino y la Virtud (En chino Tao Te Ching, o Laoze) dice, “El sabio se coloca el último y así, su yo es visto como el primero. Desapegándose, su yo se mantiene. ¿No es a través de su no-egoismo con lo que alcanza su yo?” Esto significa que los sabios son siempre modestos y dispuestos a adaptarse y así se gana a cambio la admiración y el apoyo de la gente. Ofrecerse a los demás, beneficia a sí mismo como resultado; así pues, podemos hacer extensivo nuestro egoismo individual en beneficio de todos. De esta manera, el yo individual puede ser “menor” o “mayor”. Podemos ser individuos independientes, pero si nos extendemos a un nivel que incluye a todas las personas en Taiwán o incluso en la China Continental, entonces cuando algún país quiera aprovecharse de nosotros, desarrollaremos de forma natural un sentido de unidad para defendernos. ¿No tendría este tipo de egoismo más sentido?

De aquí podemos ver que el yo de un individuo puede ser pequeño o grande. El Budismo mantiene que el yo está compuesto de cinco componentes principales: forma, sentimiento, percepción, volición y conciencia; estos son también llamados los cinco skandhas, o cinco agregados. La forma se refiere a los fenómenos fisiológicos, mientras que los sentimientos, percepción y volición se refieren a los tres estadios de actividad psicológica. Cuando recibimos un estímulo externo, pensamos y después ofrecemos una respuesta. Esto es sobre sentimiento, percepción y volición. Conciencia, el quinto skandha es un fenómeno espiritual que conecta y penetra el tiempo y el espacio. Es decir, la conciencia es una entidad viva que penetra y conecta el tiempo y el espacio como la existencia continua de la vida de un ser vivo. Así pues, el yo puede ser visto como pequeño o grande. La gente común ve su cuerpo como su yo, mientras que los más capaces ven el yo como la interacción entre su cuerpo/mente y el entorno; los sabios ven el tiempo y los fenómenos como su yo. En esta forma de pensar, el llamado “egoismo” o “yo personal” puede ser en realidad muy flexible: puede ser tan pequeño como nuestro propio egoismo o yo personal y puede ser tan extensivo como la sociedad, una nación, el mundo y el universo.

Egoismo Puede Realizar Cosas Buenas o Malas

Como hay muchos niveles de egoismo, en realidad estos incluyen ambos, bueno y malo. Esta idea puede sonar muy extraña, ya que estamos acostumbrados a definir el egoismo de forma negativa. Cuando llamamos a alguien “egoísta”, a menudo nos referimos al aspecto negativo. Como dice un dicho Chino: “Si uno no actúa por sí mismo, entonces el cielo y la tierra los destruirá.” Veámoslo de esta manera: si yo no puedo cuidar de mí mismo, ¿quién lo hará? Si yo no puedo hacer planes para mi propio futuro, ¿quién lo hará? Así pues, se puede decir que ser egoísta es en realidad una mentalidad saludable, no una mala cosa. Puesto que la mente egoísta es normal, cuando nos relacionamos con los demás, debemos comprender que ellos también están autorizados a mantener esta mentalidad. No obstante, dañar a otros por egoismo es malo. Lo que se necesita es el egoismo que no causa daño; idealmente, debemos ser capaces de beneficiarnos directamente mientras indirectamente beneficiamos a los demás. Las acciones egoístas y auto beneficiosas de la mayoría de las personas pueden ser saludables o insaludables para los demás, aunque demasiado a menudo, son más malas que buenas. Sólamente el egoismo de las personas capaces es puramente saludable y sin daño. Como dice el Confucionismo: “Habiendo alcanzado la realización personal, uno debe perfeccionar al mundo en su conjunto; cuando es insuficiente, uno debe perfeccionarse a sí mismo solamente.”

Así pues, la compasión y la amabilidad budistas en realidad permiten la trascendencia y la liberación del egoismo y del yo egoísta. La compasión y la amabilidad significan contribuir uno mismo al bienestar y la felicidad de los seres vivos y liberarlos de su angustia y su sufrimiento. Compasión es ayudar a los seres vivos a eliminar el sufrimiento y las aflicciones; amabilidad (o amor compasivo) es ayudarles a alcanzar la felicidad y el bienestar.

Tres Niveles de Compasión

La compasión puede ser expresada en tres niveles: El primero es responder al sufrimiento de los seres vivos con el receptor en mente, con la ofrenda variando según nuestra afinidad con el receptor. Empezamos con nuestros parientes y seres amados y después lo hacemos extensivo a los extraños; empezamos con humanos y después lo hacemos extensivo a los animales. Si cuidamos de otras personas y de animales sin cuidar antes de nuestros parientes, esto sería abandonar las raíces para ir a las ramas.

El segundo nivel de compasión está basado en la conciencia de la verdadera naturaleza de los dharmas como vacíos, de los dharmas como el objeto. En este nivel tenemos en mente el dador, al receptor y la ofrenda, pero no consideramos la cercanía del receptor y el grado de la ofrenda; se ve todo igual. Mientras puede ser difícil para la mayoría de la gente actuar en este nivel de compasión, los budistas deben poseer esta amplitud de mente.

En el tercer nivel está la compasión incondicional. La compasión condicionada implica que hay alguna razón o causa involucrada. La compasión incondicional no requiere una razón y un receptor específico en mente, o incluso el pensamiento de ser compasivo. No albergamos pensamientos sobre el dador, el receptor, o el acto de salvar a otros. Salvar seres vivos sin un pensamiento de salvar seres vivos es lo que se llama “el vacío de las tres ruedas”, el dador, el receptor y la ofrenda.

La mayoría de la gente son capaces de realizar el primer nivel de la compasión budista si le ponen un poco de esfuerzo; el segundo nivel sólo es accesible para aquellos que practican los actos del bodhisattva; el tercer nivel sólo es realizable para grandes bodhisattva como Avalokiteshvara. De aquí aprendemos que aunque la compasión budista es trascendencia y liberación del yo egoísta, todavía involucra niveles y grados y por lo tanto no es alcanzable de forma instantánea.

Del Egoismo al No-Egoismo

Puesto que sabemos que no todos los niveles de egoísmo tienen un significado negativo, discutamos los niveles de practica del egoismo al no-egoismo. En primer lugar observemos que constituye nuestro yo egoísta. A parte de los cinco skandhas, otros dos grupos de factores constituyen nuestro yo egoísta: causa y efecto y causas y condiciones. “Causa y efecto” se refiere al hecho que el yo egoísta está compuesto de sus causas y los efectos de sus consecuencias en términos de tiempo, el yo presente es una continuación del yo pasado y el yo futuro es la extensión del yo presente. Desde la perspectiva de la causalidad, cualquier acción conducirá a un resultado real. No obstante, una causa no genera necesariamente un efecto inmediato o deseable, mientras que cada resultado debe provenir de una causa. Así pues, la causalidad es la base del yo. Esta es la razón por la que nuestro yo en su valor físico consiste de nuestro cuerpo y sus partes, mientras nuestro yo en términos de conceptos y valores consiste de pensamientos y sus contenidos.

Nuestro yo egoísta consiste en la dispersión de causas y condiciones en el espacio; nuestro yo físico está compuesto de los cuatro elementos mayores: tierra, agua, fuego y viento. El constante incremento y declive entre estos elementos mayores y su metabolismo causa nuestro yo existencial, mientras nuestro yo mental está compuesto de nuestras respuestas psicológicas basadas en nuestra codicia, odio, desilusión, arrogancia, duda, así como alegría, enfado, tristeza y placer. La incesante aparición y desaparición de nuestros pensamientos genera el yo, que es nuestra vida. Así pues, bajo este punto de vista, los seres vivos son todos iguales: nuestro yo egoísta, la reunión de varios factores corporales y mentales como un agregado provisional de los cinco skandhas puede cambiar en cualquier momento. A parte de los movimientos en términos de tiempo y espacio, no hay realmente un yo existente. Mucho menos la existencia de una mentalidad egoísta. 

Pero nos preguntamos otra vez, ¿es nuestro yo egoísta siempre algo negativo? De hecho este no es necesariamente el caso. Cuando somos egoístas para nuestro propio beneficio y obviamos el grupo relevante como un todo, sólo acabará dañando a otras personas y a nosotros mismos; en este caso el yo egoísta es indeseable. Pero si nuestro egoismo no daña a otras personas, entonces no es necesariamente malo; podemos incluso decir, es bueno para las personas! Si nuestro egoismo nos beneficia a nosotros y a otros, entonces podemos decir que es virtuoso. Por ejemplo, a los budistas se les supone que primero estudian y practican antes de ofrecerse a sí mismos; deben primero escuchar y aprender el budhadharma, purificar su propio cuerpo y mente, para alcanzar el Sendero de Buda. Después, usando lo que han aprendido y realizado, pueden transformar a otros y liberar seres vivos. ¿Qué hay de malo en el egoísmo en este sentido?

Abandonar la Subjetividad y Actuar de Acuerdo con las Condiciones

Cambiar del egoismo al no-egoismo es nuestra práctica espiritual. Entonces, ¿qué es el no-egoismo?.  No-egoismo es abandonar la subjetividad, actuando de acuerdo con las causas y condiciones sin preocuparnos sobre nuestro propio valor. Haciendo esto, seremos capaces de abandonarnos a nosotros mismos y acomodarnos, beneficiar y ayudar a los demás; podemos hacer esto sin insistir en nuestro propio punto de vista, sin pensar en nuestra propia seguridad. Finalmente seremos capaces de alcanzar el estado de no-egoismo, libres de la noción de sujeto y objeto. El Sutra del Diamante nos enseña a liberarnos de las marcas del yo, de los demás, de los seres vivos y de la esperanza de vida. Ser libres de estas cuatro marcas es el estado de no-egoismo, o no-yo. La noción de “yo” es una marca de la existencia de nuestra conciencia de yo. La noción de “otros” es una marca de la existencia de nuestra conciencia de los demás. La noción de “seres vivos” es una marca de nuestra conciencia de yo y de otros objetos. La noción de “esperanza de vida” es una marca de las actividades de nuestro yo subjetivo y todos los otros seres vivos objetivos. Su funcionamiento y sus actividades continuas en el tiempo. 

Así pues, no-egoismo significa estar libre de las nociones del yo subjetivo; del objeto objetivo; del espacio del cual yo, tú y los seres vivos existen; y de una esperanza de vida temporal. De acuerdo con este principio, sabemos que cuando Buda libera todos los seres vivos, en realidad son los seres vivos los que se liberan a sí mismos, al final, el Buda en realidad no ha liberado ningún ser vivo. Cuando se alcanza el no-egoismo, ¿cómo podemos todavía tener la noción del yo, la noción de los demàs, la noción de tú liberándome a mi y la noción de yo liberandote a tí? 

Podemos de manera instantánea cambiar del no-egoismo al no-yo. La gente habla constantemente sobre la ausencia de yo y no-yo, pero irónicamente son ellos mismos que tienen el más profundo apego y egoismo. Así pues no es un trabajo fácil alcanzar el no-egoismo.

Reflexionar y Disolver el Yo

Para alcanzar el no-yo, primero tenemos que ser conscientes de y reconocer nuestro yo egoísta. Si podemos en todo momento reflexionar sobre nosotros mismos, descubriremos gradualmente y veremos claramente el yo egoísta. Para reflexionar sobre el yo, podremos recitar el nombre de Buda, meditar y cultivar la concentración, todo ello para hacer que nuestra mente sea más y más equilibrada y tranquila. Cuando nuestra mente es muy estable y tranquila, seremos capaces de reflexionar sobre y realizar el valor de nuestra existencia. Sin comprometernos en la práctica espiritual, las personas no pueden darse cuenta del significado de su existencia, resultando en estar llenos de aflicción y preocupaciones. Por otra parte, los practicantes encontrarán las raíces de sus aflicciones e intentarán tratar con ellas y liberarse de ellas. A través de este proceso podrán comprender el yo egoísta y reconocer de qué trata el egoismo. A continuación, debemos liberarnos y disolver nuestro yo egoísta que es como un gran depósito de agua fangosa. A través de una repetida sedimentación, destilación y filtración, el agua fangosa se convierte gradualmente en agua limpia y clara. Este proceso de destilación y filtración representa el esfuerzo que debemos aplicar al ser conscientes de reconocer nuestro yo egoísta. Realmente es difícil para la mayoría de personas comprender el significado de ausencia de yo o no-yo. Nuestro yo egoísta y aflictivo es como el sedimento que al depositarse en el fondo deja el agua por encima clara, intensificando así nuestro yo compasivo y sabio. Este yo sabio y compasivo es lo que llamamos no-egoismo. Con nuestro sabio yo no estaremos afligidos y con nuestro yo compasivo nos ofreceremos completamente a los seres vivos. Este es nuestro propósito al estudiar budismo.

Al cambiar de egoísmo a no-egoísmo viviremos con mayor sabiduría y compasión. Al alcanzar la sabiduría desinteresada nuestra mente no generará aflicciones; con un yo compasivo, contribuiremos todos sin esperar recompensa. Este es el más alto propósito de budeidad: manifestar compasión y sabiduría. La manifestación del no-egoísmo traerá a nuestra vida mayor bienestar y felicidad; este es el más alto estado espiritual en nuestra búsqueda por la vida.

Photo by Jin-Dian Kuo


Artículo original: “Selfishness and Selflessness”, publicado en la revista Chan Magazine en verano de 2015: https://chancenter.org/cmc/wp-content/uploads/2015/06/ChanM-Summer-2015_web.pdf